Si lo
puedo vivir, lo puedo escribir.
«Jugando,
fluye el espíritu creador del lenguaje, constantemente de lo material a lo
pensado. Tras cada expresión de algo abstracto hay una metáfora y, tras ella,
un juego de palabras». Johan Huizinga, filósofo e historiador
holandés.
Escribir
es adentrarse en un universo subjetivo de experiencias propias y ajenas. La
apertura hacia ese universo, rico en memoria, imágenes y palabras, es un
proceso que no se debe vivir como algo invasivo, sino como parte de un juego en
el que uno contribuye con sus aportes, a
que el juego pueda ser jugado. En mi paso por las escuelas he notado la
dificultad de los chicos a expresarse frente a una hoja en blanco y no es
porque no sepan o no tengan algo para escribir, sino porque la propuesta se da
a colación de algo que ya han leído y porque dicho trabajo quedará sujeto a una
evaluación o a algo que ellos consideran mucho peor: Leer frente a sus
compañeros.
La
propuesta de taller con ellos, cuando se ha presentado la oportunidad, ha sido
siempre a partir de generar un ámbito lúdico donde cada cual pueda, a partir de
una interacción recíproca, conocer al
otro y reconocerlo en las similitudes o respetarlo en sus diferencias.
Los
mismos conceptos aprendidos desde el punto de vista académico son vivenciados a
través de juegos de representación simbólica, donde ellos pueden argumentar,
asumir un personaje, construir una historia, atendiendo, desde mi calidad de
coordinador, a las dificultades internas que puede o no suponer la actividad,
ofreciéndoles un ámbito de cordialidad y comprensión, para que así, el “como
si”, todo lo que les voy proponiendo, lo estuvieran viviendo realmente, los ha
predispuesto a experimentar el texto en movimiento.
A través
de este tipo de Taller se pone de manifiesto la importancia del proceso
creativo y su relación íntima o intrínseca con los resultados. Lo que vemos en
cualquier rama del arte, músico, plástico, actor, bailarín o escritor, es el
resultado de un proceso creativo en el que se ha experimentado, conocido e
internalizado un mundo que se hace en la práctica de aciertos y errores.
El aula ficcional
Juegos de representación simbólica
“Las
ejercitaciones, los juegos o las representaciones teatrales movilizan vivencias
nuevas que reeditan circunstancias previas y permiten encontrar la oportunidad
para descubrir modos expresivos, enriqueciendo sus percepciones” (Teatro,
adolescencia y escuela – Fundamentos y práctica docente.)
El Clima:
Mentime que me gusta
Previamente
se ha ambientado un aula sin pupitres, sólo sillas que forman un círculo. Ellos
llegan al aula con sus carpetas y lapiceras, como si esos elementos les pesaran
en sus manos. Luego que ya se han ubicado les comento que no soy docente y por
lo cual no estoy capacitado para evaluar el desempeño del trabajo y que lo
único real que necesito saber son sus nombres, “pueden mentirme” con el resto,
pero yo seguiré preguntando sobre lo que me digan como si no estuviesen
fantaseando. Así mismo, yo “inventaré” algo sobre ustedes y deberán seguir
sumando elementos a eso que he inventado. Y así, de esa manera, nos iremos
conociendo.
El tipo
de respuesta y mis propias invenciones, genera un clima de distención y
participación, donde el hielo o la tensión del primer momento se va disipando.
Así he podido saber que algunos tienen de mascota a un león domesticado o un
perro que traen al colegio para que, a la hora de un examen, les sople las
respuestas.
La habitación
Aquí la
propuesta es poner de manifiesto a través de una vivencia específica, los
bloqueos frente a una hoja en blanco y el cómo resolverlos. Y para ello nos
inventamos una habitación, sin puertas ni ventanas, en la que ellos se han
despertado, sin saber cómo han llegado hasta allí, pero que luego de explorar
esa habitación, la acción más primaria será buscar una salida.
El “como
si” lo que yo les voy contando lo estuviesen viviendo, adquiere para todos, una
experiencia concreta en la que se involucran recorriendo el aula, tocando el
piso, mirando el techo o sentándose en una esquina, sin interactuar con los
otros, ya que allí, en ese primer momento están solos.
Al no
encontrar nada que les permitiese escapar, se van sintiendo ahogados, hasta el
punto de caer casi desmayados. Caen.
-Con los
ojos abiertos?
-Yo nunca
vi a un desmayado con los ojos abiertos.
Para que
puedan concentrarse y seguir el hilo de la trama, les hago una recopilación del
cómo y por qué se desmayaron, donde no están del todo inconscientes y con la
idea fija de querer escapar, deben ubicar un sonido. Traten de medir la
distancia de ese sonido, se aleja, se acerca, está lejos, es difuso. Traten de
identificarlo…
Sea como
fuere ese sonido, está visto que no viene hacia nosotros, pero la idea de
escapar persiste en todos, por eso, nos enfocaremos en una imagen, un recuerdo.
Primero vamos a intentar con un recuerdo que nos hizo felices, puede ser una
fiesta, un abrazo, un beso, cuando eran chicos o uno reciente, pero debe ser
intenso, lo suficientemente intenso que nos permita escapar de esta habitación…
Pero nuestros sentidos nos dicen que todavía estamos atrapados, y en nuestro
intento, probaremos ahora, con un recuerdo en el que nos sentimos tristes. No se
queden, no se impregnen de esa emoción, sino que véanse a ustedes mismos como
si estuvieran viendo una película…
Dado que,
ni un recuerdo ni el otro, nos han dado la manera de salir de aquí, nos
enfocaremos de nuevo en un sonido. No un sonido como el que ya han escuchado,
sino en uno más tenue, uno en el que tal vez nunca habían prestado atención. Un
sonido que ha estado siempre allí, que cada cual ha llevado a todas partes… Un
sonido ubicado en el centro y sintiéndose muy leve, pero con la fuerza suficiente
como para sacarlos de aquí… Ubíquenlo, siéntanlo.
De
pronto, como cuando recién nos levantamos, comenzamos a desperezarnos, a
movernos, y nos vamos incorporando. Llegamos hasta una habitación en la que
supuestamente estábamos solos, pero comienzan a distinguir a otros, allí mismo,
al lado de ustedes, lo miramos con desconfianza, lo miramos dudando, pero
luego, y con la misma alegría que sentimos al encontrarnos con un amigo, nos
abrazamos como si nos reencontrásemos luego de mucho tiempo, con ímpetu, con
fervor.
La
experiencia culmina entonces, con ese abrazo de alegría, entre todos, que todos
exageran.
Vendedor y Objeto
El grupo
es dividido en dos, en vendedores y en objetos. Los vendedores pueden elegir
con quién trabajar y deberán ponerse de acuerdo en el objeto que quieren
vender. Como si se tratara de una feria, ellos deberán presentar al objeto
frente a un público, (los propios asistentes al taller), que puede preguntar
sobre las características, funcionalidad y forma de adquirirlo. El objeto puede
ser representado por una postura corporal y sólo el vendedor puede hablarnos de
él, a no ser que el objeto sea una grabadora o un robot que repite algún tipo
de mensaje.
La venta
en la feria se transforma en un verdadero espectáculo narrativo y comercial,
donde alguien puede elegir llevarse el objeto. Luego, los que hicieron de
objetos pasan a ser vendedores y a elegir con quién hacer el trabajo.
Imágenes
A esta
altura, en este primer encuentro del Taller de escritura, ya estamos rozando
las 3 horas y nadie parece haberse dado cuenta del tiempo transcurrido, y en
todo caso, eso es lo que menos les importa.
En esta
última propuesta, la idea es que a partir de un collage de imágenes, que
recortaremos de revistas y periódicos, puedan “escribir” un texto sin hacer uso
de ninguna palabra, sólo imágenes. Pueden trabajar en grupos de a dos o más. Al
terminar, cada grupo mostrará su collage, en una primera instancia, para que el
resto pueda interpretar y relacionar lo que ve, para luego, pasar a una explicación
sobre el texto narrativo escrito con imágenes.
La
importancia de este último trabajo radica en comprender la multiplicidad de
interpretaciones que representa un texto literario y el cómo, en muchos casos sin
notarlo, han hecho uso de la cohesión y congruencia en lo que se ha querido transmitir,
mismos elementos que se tienen en cuenta a la hora de escribir.
Es
importante, luego de un trabajo de éstas características, donde se han puesto
en juego situaciones y emociones, un intercambio vincular, subjetivo y
compartido, dialogar con un interés reflexivo, para despejar dudas, opinar,
conocer cómo se fueron sintiendo, qué propuesta les significó un desafío,
relacionando todo lo vivido con el proceso creativo que implica la producción
de un texto literario.
Muchas
veces algunos alumnos ni siquiera se habían propuesto escribir, se habían
anotado al Taller por simple curiosidad, pero frente a la pregunta ¿volverías
al taller?, todos respondieron de manera positiva.
El aula ficcional
Todos llevamos ideas y pensamientos en potencia, que sólo pasaran de la potencia al acto, en la medida que nos liberemos de ciertas estructuras que nos han estado impidiendo o postergando. De la potencia al acto, en la medida que nos permitamos explorar un mundo interno que está a la distancia de un latido y que muchas veces apenas percibimos.
Para la
presentación de lo que se produjo en el Taller, se ambientó un aula vacía, en
la que, con mucha creatividad, (cintas, retazos de tela o media sombra,
cartulinas de colores, el piso empapelado de diarios y título a cada collage),
se mostró a toda la escuela bajo el nombre de “AULA FICCIONAL”. En esta
“puesta” del aula ficcional intervienen, además de los que participaron del
Taller, alumnos que quieran dibujar o aportar su costado creativo para recrear
un aula que suscite el interés y la magia.
Se preparó la muestra para que acompañara a las actividades culturales propuestas para un 21 de septiembre, en Argentina, Día del Estudiante.





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