De ser eco a ser grito


 

 

 Eco era una joven ninfa de las montañas, y recibió una educación privilegiada por parte de las Musas, de ahí que se la considerase de exquisita conversación, capaz de hablar de cualquier tema con el mayor encanto y elocuencia. No es de extrañar que haya sido maldecida por la diosa Hera, en aquello que era parte de su personalidad, a enmudecer por el resto de sus días y a repetir las últimas palabras de lo que escuchara. La razón de la condena estuvo dada por la artimaña de Eco, al entretenerla en una conversación mientras su esposo Zeus lograba escapar de lo que hubiese podido ser para Hera, la confirmación de su infidelidad. El drama de Eco no se reduce a su silencio, a su impedimento por relacionarse a través del diálogo, sino que, como mujer enamorada, sufrirá el desprecio de Narciso y recluida en una cueva morirá repitiendo aquellas últimas palabras. De aquí la reverberación que se produce en algunas cuevas o montañas: El hechizo que aún perdura en su condena.

Si extrapolamos el mito a la realidad que las mujeres han tenido a lo largo de la historia, a la propia realidad de las mujeres de mi familia, el lenguaje siempre ha sido un territorio de lucha, una moneda de intercambio por la que se concede o se quita la palabra. La escritora española, Irene Vallejo, (El infinito en un junco) expresa que, «el libro, en realidad, es la historia de la lucha por la palabra, por liberar la palabra y el conocimiento». En ese territorio, por el que se sigue batallando, aún prevalece la mujer reducida a ser el eco y no la voz, a repetir su deber social de abnegación y sacrificio, como un hechizo que aún perdura en su condena.

La épica de las palabras no está en su capacidad de expresión, cualidad inherente en ellas, sino en su lucha por sobrevivir, aunque sea como una reverberación que «tiende a mostrarse, a estallar, a expandirse, a volcarse en lo abierto, a volverse visible», y, «como un proyectil forrado en tiempo», de ser eco a ser grito.

Referencias:
—Mito griego la Ninfa Eco.
—Entrevista a la escritora Irene Vallejo.
—Versos de Roberto Juarroz, «La palabra que llega…»

©Jc

Instagram: @ecos_jc

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