Escribir no es un acto
de taquigrafía, es una apuesta por la conexión, una búsqueda de
significado, con un lenguaje que nos “permite ver con los ojos de otro”,
(Oliver Sacks), sin importar que lo escrito no sea literatura, ni un
ensayo, ni memorias, pero que es capaz de mostrar, de exponer la valía
del espíritu humano venciendo obstáculos en apariencia insuperables.
A
los 23 le diagnosticaron retinosis pigmentaria. No se quedaría a ciegas
de la noche a la mañana, pero para sus 30 tuvo que abandonar su
profesión de enfermera y, aunque puede percibir la luz o la oscuridad
como un espeso banco de niebla, debió aprender a vivir sin imágenes. El
título en su libro “La travesía por el desierto”, corresponde a ese
período de incertidumbre y naufragio. Sin embargo, la ceguera no es lo
que nos impide vernos, reconocernos, a nosotros, a los demás, al mundo
que habitamos: “La verdadera oscuridad aparecerá en el momento en el que
me quede sin hacer nada”.
Sin ver, y sin saber braille, la
lectora española, (no escritora, según ella misma), Paqui Ayllón escribe
su libro, La lectora ciega, con prólogo de la escritora Elvira Lindo.
“Tener una discapacidad no te obliga a ser otra persona, solo hay que
aprender a vivir la discapacidad con normalidad, y es un reto para la
persona y para la sociedad”. Tal verdad expresada por Paqui, se
comprende al reconocer que su amor por los libros y su pasión por la
lectura, antes que disminuir, se elevó por encima de sus circunstancias
y, de vivir para leer, pasó, a leer para vivir. Haciendo uso de su voz
en la interpretación de sus lecturas, Ayllón es lectora voluntaria para
ancianos, niños hospitalizados, enfermos, o para inmigrantes que
preparan su prueba de acceso a la educación de adultos.
La
lectora ciega, en España, al igual que “La poeta ciega de Ulster”, en
Irlanda, (Frances Browne), encontraron en la lectura un par de ojos
abiertos que las reafirmó en la libertad que algunos presumen que
pierden las personas con cierta discapacidad, y en lo que escribieron,
le cantan a la vida, que siempre espera que irrumpamos en ella, con la
magia que nos habita.
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©Jc
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