«Hay que caer y no se puede elegir dónde.»
Y
en esa caída, a manera de un exilio forzado, escapando, huyendo con su
niña en brazos, entre la bruma y la oscuridad, entre la pesadez del
miedo y la incertidumbre por su propia supervivencia, Agota, una
variedad de “Agatha”, que significa “de buen corazón”, no sucumbirá a la
caída.
«Pero hay cierta forma del viento en los cabellos,
cierta pausa del golpe,
cierta esquina del brazo
que podemos torcer mientras caemos.»
La
“enfermedad”, que la sorprendió de niña le volvió de grande: “para
soportar el dolor, sólo me queda una solución: escribir". En el ritmo
acompasado de las máquinas de la fábrica, repite en su cabeza el compás
de las palabras que apenas pronuncia, que no sabe leer y que le llevará
cinco años escribirlas. "Yo no podía imaginar que pudiera existir otra
lengua, que un ser humano pudiera pronunciar una palabra que yo no
comprendiera".
«Es tan sólo el extremo de un signo,
la punta sin pensar de un pensamiento.
Pero basta para evitar el fondo avaro de unas manos
y la miseria azul de un Dios desierto.»
En
ese desierto de Dios que implicó la Segunda Guerra, le bastó el signo
de una lengua para reconocer las palabras sin escribirlas y, aunque se
considere analfabeta, “Me he convertido en una analfabeta. Yo, la que
sabía leer desde que tenía cuatro años”, es en esa orfandad que
escribirá sus libros en francés, como un testimonio de la crueldad y la
violencia de aquellas “manos”, del destino y las circunstancias, que la
desterraron: “ese día de finales de noviembre del año 1956, perdí
definitivamente mi pertenencia a un pueblo”. Su desafío fue, entonces,
apropiarse de la lengua que la convirtió en analfabeta y construir con
ella, en la literatura, un lugar de pertenencia.
«Se trata de doblar algo más que una coma
en un texto que no podemos corregir.
—
©Jc
—
Instagram: @ecos_jc
NOTA:
Mi
interpretación del libro “La analfabeta”, de la escritora húngara Agota
Kristof, la encontré en la impresión gráfica, (grabado), de la artista
francesa @sylvie_coupe_thouron , a quien agradezco su gentileza por permitirme ilustrar este artículo con su trabajo.
Versos entrecomillados: Poesía Vertical (1958) – Roberto Juarroz (Poeta Argentino)

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