Haraway nos dice que somos el ahora, el antes y el después; que los que se fueron y los que han de llegar forman parte de la continuidad que debemos preservar, siendo responsables de mantener en marcha la Historia, la línea temporal. Y nos lleva a imaginar un abrazo inmenso con todos los seres, humanos, animales, vegetales, que conforman el planeta, (…) Dependemos los unos de los otros. Es simple y a la vez resulta radical cuando nos hemos creído excepcionales, poderosos, el centro del universo.
No se trata solo de sus contenidos y análisis, de las muchas revelaciones que contiene, sino también del lenguaje. La autora utiliza estructuras, palabras, expresiones, de gran originalidad para hablarnos de aquello que no hemos atisbado aún. La terminología de siempre, los estereotipos, no se adaptan al fondo de sus análisis, al arriesgado vuelo de su imaginación. Por ello inventa nuevos vocablos, juega con ellos, hila sentidos renovados. Podría hablarse de un tipo de ensayo visionario, poético, que nos despierta, que alumbra los paisajes y nos lleva a descubrirlos desde una mirada extrañada, curiosa, perpleja.
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©Emma Rodríguez
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Título original: Donna Haraway: pensar, imaginar, tejer modos de vida en un planeta herido.
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