“Cuando a los 16 abandoné la casa, su casa, (la que siempre fue suya, nunca nuestra o mía), y el perverso juego del hombre perfecto proveedor de los bienes y bondades, del sacrificio de no haberme dejado tirado como lo había hecho una madre a la que aún no conocía. Mientras caminé hacia la ruta sin voltear la mirada, me sentí sucio, impregnado de una herencia miserable, poseído por una especie de maldición cuyo olor nauseabundo condenó mi adolescencia. El maldito que sin ser maldito se sintió maldito y maldijo el nombre del padre, del hijo y de la madre.
Conocer a mi madre, no fue nada del otro mundo. No fue como en las películas, donde en cámara lenta, una madre se reencuentra con su hijo, lo abraza, lo besa, le dice que lo ama, pide perdón y llora. ¡No hubo una p_ta cámara que registrara la desolación de una tierra arrasada! No lloró, no abrazó, no besó, no pidió perdón. Nunca un te amo. Sin embargo, yo alcancé a escupirle: Te perdono.”
El hijo creció bajo la estricta mirada de su padre que siempre supo, a punta de golpes y amenazas hacer cumplir su ley: Parate, sentate, caminá, hablá, jugá, como un hombre. A imagen y semejanza delegó en su hijo el deber social de ser el macho alfa, el que lleva los pantalones, el que dice basta, el enviado de Dios que perdona los pecados. Te perdono, dijo el padre, por boca de su hijo. Su madre no dijo nada porque ya conocía a ese hombre.
Continuará…
Próximo Capítulo: La madre
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Libro recomendado:
¿Existe el amor maternal? (Ensayo) Elisabeth Badinter
Con esta obra, la filósofa francesa, nos ofrece una investigación rigurosa, detallada y muy amena sobre la maternidad como discurso, vivencia, aspiración individual o imposición social desde distintas disciplinas, antropología, psicología, filosofía, literatura y sociología de la familia. Cuestiona que el amor maternal sea un instinto innato que proviene de una naturaleza femenina y que se trata más bien de un comportamiento histórico y social que varía según épocas y costumbres. Desafía el discurso imperante de que la felicidad y la realización personal sólo pueden alcanzarse a través de la maternidad.
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