El piano de la selva

 

La memoria es el ritmo ancestral de un río que zigzaguea en el cauce del tiempo, cuyas aguas se nutren del minucioso trabajo de las manos del artesano que da forma a la marimba y convierte al árbol de chonta en el eco de un legado que resuena en cada nota; se nutren de la mirada del documentalista que se detiene en la narrativa de una cultura y hasta encuentra una imagen en el silencio; del escritor que entrelaza y revela las vibraciones que producen el roce de una palabra contra la otra, de una historia que ocurrió, que ocurre o que puede volver a ocurrir.

«Buscando la raíz habla sobre lo que somos y lo que no… de la vida, de otra forma de relacionarnos con la naturaleza, de lo místico y lo mágico, de la naturaleza humana y la naturaleza que nos cobija… representa lo que soy, un buscador, un padre, un hermano, un humano.», cita en su biografía el fotógrafo y documentalista colombiano Andrés Felipe Velasco. “Si no es de chonta la marimba no suena como debe, ni debe tocarse porque sí nomás, para no estropear la música”, expresan los Maestros marimberos del canto africano en el Pacífico colombiano, conocida también como el piano de la selva.

“No es difícil construir una trama, lo difícil es hacerla verosímil. El centro de la verosimilitud está en la condición humana: El miedo, las búsquedas, sus ambiciones, su identidad y sus esperanzas.”, responde en una entrevista el escritor colombiano Carlos Agudelo Montoya, en relación a su novela, “El piano de la selva”, en la que nos comparte la experiencia de un niño apasionado por la marimba, que buscará conocer las razones por las cuales sus padres lo han abandonado, en una Colombia tan compleja en su diversidad cultural como en las historias marcadas por la violencia. “Vemos la violencia y la pobreza como paisaje y no el dolor de las personas. En ese ver, la literatura tiene un trabajo.”, afirma.

©Jc

@buscandolaraiz_

@carlosagudelomontoya 

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