“¿Quién es el Otro? Es la segunda pregunta que el hombre se ha hecho desde el principio de los tiempos. La primera es ¿quién soy yo?” (1)
Hemos explorado tanto la pregunta como su respuesta y, aunque comprendemos que, en parte, nuestra propia identidad individual esté unida a las relaciones que hemos ido estableciendo con el Otro, con los Otros, aún persiste la sospecha que nos hace apresurar la condena del Otro como una amenaza, como nuestro enemigo, arrinconado contra una pared que espera nuestra bala. ¿Acaso imaginamos que el Otro es un ser escapado del inframundo con la anuencia de Hades, que necesita ser exorcizado o eliminado?
En 'Frankenstein', de Mary Shelly, el Otro ni siquiera tiene nombre, pero tiene los nombres de quienes lo ven: Monstruo. 'El extranjero', de Albert Camus, explora la idea de que el Otro es un enigma que desafía nuestra capacidad de comprensión. 'Ensayo sobre la ceguera', de José Saramago, nos plantea la pregunta: ¿Cómo nos relacionamos con el Otro cuando no podemos verlo? Y nos la responde mostrándonos nuestra fragilidad como sociedad, la escasez de empatía y nuestra equivocada percepción sobre lo que significa realmente ver al Otro. Frente a estos ejemplos literarios, me ha quedado la idea de que la única persona que nunca podremos llegar a conocer del todo, somos nosotros mismos.
Cuando yo no soy el Otro, reafirmo en las diferencias una amenaza, pero cuando el Otro soy yo, abrazo la diversidad sin temerla. Ser el Otro o yo, ha venido siendo una construcción que se realiza desde una perspectiva que nos une o nos separa, perpetuando la división y la exclusión, en lugar de forjar un entorno en el que no nos veamos atrapados en un ciclo de confrontación centrado en lo que nos divide. Y dado que el Otro es una extensión de nuestra propia identidad en un sentido más amplio, que incluye aspectos culturales, sociales, emocionales y personales, no se reduce a ser, simplemente, esto o aquello. Aunque, en vista de los hechos que creíamos superados, ¿puede que no lo logremos?
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(1) Artículo del escritor español, Ángel Esteban, a propósito del libro, Historias de otros, de Jesús Montoya Juárez.
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