La comprensión de un texto, su interpretación, es una forma de traducir: «entender es traducir», según el filósofo francés, George Steiner. Para él, la traducción es una actividad de comunicación que se sitúa entre la comprensión y la interpretación. En su libro, Después de Babel, sostiene que toda forma de comunicación humana es, en cierto sentido, un acto de traducción. Cuando hablamos, no sólo transmitimos información, sino que estamos traduciendo pensamientos e ideas desde nuestras propias perspectivas, experiencias y lenguajes internos. La referencia al mito bíblico, Torre de Babel, evoca tanto la confusión como la riqueza de la diversidad lingüística. Los traductores, en este mundo de post-Babel, son los arquitectos de puentes entre culturas, por lo que el trabajo no se reduce a la transferencia de palabras de un idioma a otro, sino a un proceso de reconstrucción de sentido y espíritu de lo que otros dicen o escriben.
Esta reconstrucción, nunca es perfecta, pero su imperfección es lo que la hace valiosa. Dado que todos los idiomas expresan el mundo de maneras distintas, tal imperfección o transformación, sólo puede ser una señal de la diversidad y complejidad de la experiencia humana. Así como frente a un hecho, personas ubicadas en diferentes ángulos describen o interpretan una u otra cosa, algunos autores hablan de “versiones” de un texto, cuya recreación aporta una nueva perspectiva enriquecida por la subjetividad y el contexto cultural del traductor.
«Aprendí a traducir a Shakespeare traduciendo. Hay noches que me paso horas con una palabra, hasta encontrar la correcta”. Idea Vilariño
Gregory Rabassa, tardó más de un año en traducir al inglés, Cien años de soledad. García Márquez dijo en una entrevista que prefería la traducción de Rabassa a su propio original.
«Reescribí mi manuscrito tres veces y trabajé dieciocho años en él. Traducir un libro significa vivir en intimidad con él durante meses y años, y como en toda intimidad puede que aumenten el amor y el respeto, pero también la aversión y el desprecio.» Simon Leys
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Mis lecturas:
Después de Babel, George Steiner (Traducción de Adolfo Castañón)
El fantasma en el libro, Javier Calvo.
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©Jc
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